Lamentablemente en el Estado de México las y los que no tienen voz son personas, no animales. Y aunque recientemente se han enfocado los reflectores en alimentar a perros y gatos (acción que de ninguna manera descalifico), es importante mantener presente y atender a los que han sido verdaderamente olvidados: cerca de 7 millones de mexiquenses que se encuentran tanto en pobreza como en pobreza extrema; en otras palabras las y los habitantes del Estado de México que no tienen alimento ni mucho menos bienestar.
Hace algún tiempo en una entrevista de radio usé como referencia el trato que como sociedad le damos a nuestras mascotas para sensibilizar a la audiencia sobre como deberíamos tratarnos todos como seres no solamente vivos sino humanos. Lancé la siguiente pregunta: ¿Qué tiene que hacer tu mascota para que le des que comer? Y agregué: Si tu mascota no tiene que hacer nada para que se le garantice la vida. Un ser humano tampoco tendría que hacer nada para que se le garantice la vida y sus derechos básicos como comer, un lugar para dormir, acceso a la salud y educación. Derechos que por cierto están consagrados tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en la del Estado de México.
Hoy esa pregunta lanzada previamente al aire la arrojo en estas líneas, pero no solamente a las y los amables lectores de este medio sino también a nuestras autoridades del Estado de México, particularmente a la gobernadora Delfina Gómez que en días pasados encabezó con singular entusiasmo “la colecta por los que no tienen voz”; un programa destinado a brindar alimento, vestido y techo a animales en esta temporada invernal.
Aunque la iniciativa en favor de los perros y gatos es relevante; 865,700 personas esperan con urgencia tanto la iniciativa del gobierno como la eficiencia de los programas sociales para tener alimento, vestido y un techo donde pasar la helada temporada invernal, así como el resto del año.
La atención segmentada a la población vulnerable nunca se ha traducido en resultados significativos y aunque hay expertos, un tanto pesimistas, que aseguran que no hay dinero que alcance cuando se trata de intervención contra la pobreza; algunos otros entusiastas y aficionados a los números, cuando se trata de las finanzas públicas, hemos demostrado que con menos del 10% del presupuesto que tiene el Gobierno del Estado de México es realmente posible garantizar los derechos de este casi millón de habitantes a través de una renta básica: el ingreso mexiquense.