Estado de mentiras

 Estado de mentiras

La mentira inunda la vida mexicana: ficción es nuestra política electoral; engaño es nuestra economía, que solo produce billetes de banco; mentira en los sistemas educativos; farsa en el movimiento obrero (que todavía no ha logrado vivir sin ayuda del Estado); mentira otra vez en la política agraria; mentira en las relaciones amorosas; mentira en el pensamiento y en el arte; mentira en todas partes y en todas las almas. Mienten los reaccionarios tanto como nuestros revolucionarios; somos gestos y apariencias y nada, ni siquiera el arte se enfrenta a la verdad (Paz, 1943).

La historia de nuestro país está definida, sin lugar a dudas, por etapas cíclicas o quizá baches interminables que mantienen a México en una situación lastimosa traducida en millones de vidas afectadas, vulneradas y hasta violentadas. Muestra de ello es la reflexión que el gran Octavio Paz escribió hace casi 80 años pero que se mantiene tan vigente que parece describir la realidad de nuestra cotidianidad.

Aunque la mentira por parte de quienes gobiernan siempre ha existido, hoy es más grave que nunca; mentir se convierte en violencia y abuso, pues al ocultar algo, o en su defecto no reconocer la veracidad de los acontecimientos, imposibilita las acciones correctivas, de rescate o de intervención para lograr justicia social.

Ejemplo claro de lo anterior es la mal llamada política socioeconómica “primero los pobres” y “economía moral”. Que aunque fue el actual presidente, López Obrador, quien bautizó así a las acciones tanto en materia económica como en materia social, la realidad es que desde el salinismo a finales del siglo pasado, cuando se originó con estructura formal la política social, el comportamiento del gobierno en el sentido de lo económico y lo social ha estado orientado de la misma manera: destapando hoyos para cubrir otros sin soluciones estructurales y engañando al pueblo sobre las verdaderas intenciones de los gobernantes.

Para el Estado de México la realidad no es muy distinta, de hecho especialmente en la política socioeconómica, la actual administración encabezada por el gobernador Del Mazo enarbola como estandarte de gobierno el “salario rosa” que además de ser uno de los programas sociales más opacos del país no ha tenido ningún efecto beneficioso en el combate contra la pobreza engañando así a toda la población mexiquense respecto a la responsabilidad y compromiso  para erradicar este terrible mal que es, sin lugar a dudas, la mayor violación de derechos humanos.

Alexis Olvera Pino

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