Un testimonio: Humberto Lira Mora

 Un testimonio: Humberto Lira Mora
  • “Yo quería ser director de Gobernación en el periodo del gobernador Juan Fernández Albarrán y me desespere porque no me designaban. Un día me llama el gobernador y me dice, [así es que tu eres Humberto Lira, ese muchacho que se siente muy “sacalepunta”]…pues mira, no te hemos designado por que aún no te tocaba y me desliza el nombramiento sobre su escritorio [y sabes por qué, porque no tenías 21 años y ese es un requisito para el cargo]”. ¡¡Ahí está, póngase a trabajar!!
  • Con esta anécdota me confortaba luego de no haber sido nombrado su secretario Particular en la Secretaría General de Gobierno y luego de una pregunta, “Ya sabes que se organiza el Coloquio de Invierno en la UNAM?” y acto seguido, me dice: no has tomado vacaciones, vete al coloquio y luego me platicas. Fue una experiencia inolvidable escuchar y ver a quienes sólo conocía por sus libros: Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez (quien ante un auditorio repleto nos dijo; solo les pido que no hagan mucho ruido para no despertar a los que se duerman con mi aburrida platica. La gracejada reventó en aplausos), ahí vi a un Fernando del Paso con una vestimenta estridente como sus palabras, atestigüé debates intelectuales y tuve tiempo para pensar en mi y lo que realmente me gustaba del servicio público. A mi regreso me habilitó como una especie de asesor para luego renunciar e irme a probar suerte a la PGR, ahí me dio otra lección; Juan Carlos, la procuraduría ya no es la escuela para los abogados, como lo era antes, ahora necesitas ser ¡¡un santo, un simulador o un pillo!! y tú no eres ninguna de las tres cosas. Sobra decir que tenía razón y a los dos meses ya estaba de regreso buscando trabajo.
  • Yo acuso”, tituló la colaboración en el Reforma sección Estado de México con motivo de la selección de Enrique Peña Nieto como candidato a gobernador en el 2005. Su editorial fue dura, severa con su rival Arturo Montiel y profundamente crítica de la cultura política predominante en esos momentos entre el priismo local:

 “Estas son las únicas expresiones que haré sobre la actualidad política mexiquense. He sido a lo largo de muchos años y desde mi pertenencia al PRI actor y observador, atento y cuidadoso, de lo que pasa en el Estado de México. Observo que el aparato político que tiene secuestrado al priismo mexiquense hace experimentos de endogamia política muy riesgosos. El aparato político local se aplicó con todas sus “habilidades” y “capacidades” con un objetivo diferente a la candidatura: la supervivencia y continuidad política de sus “próceres”, verdaderos caciquitos, personajes menores con ambiciones mayores.

El candidato resultó por default porque para ser postulado no ganó ninguna contienda. El aparato político les ha quitado a todos los adversarios de enfrente, sin que él ni siquiera se despeine. Veamos.

Inicialmente hábiles plomeros designados ex profeso, le quitaron los tapones de las cañerías de las aguas negras removiendo, con dudoso apego a la legalidad estatutaria, a un dirigente partidista incómodo, por cierto, como todo mundo lo sabe, torcida hechura del mismo aparato político que luego lo desechó. Ese aparato le otorgaría la investidura política prometida originalmente al favorito de antes, al favorito de ahora, los dos por supuesto, leales al “autor de sus días” políticos, según las expresiones públicas que a los dos les hemos escuchado todos. Se trata en ambos casos, dirigente uno ayer, candidato y otro hoy, de mellizos políticos: son diferentes, pero tienen el mismo origen, se han “formado” en la misma escuela, se han amamantado de la misma ubre. Todos lo sabemos.

Cuatro años antes, lo busque para pedirle que colaborara en un proyecto editorial que yo retomaba por ahí del 2001, y me dijo; “como sabes estoy retirado de la vida pública de mi estado, piensa bien tu proyecto y prepárate para el fracaso porque este gobierno será un páramo y proyectos como el tuyo, no florecerán con este equipo que solo sabe hacer negocios. Tu eres una persona autónoma [corrijo, me dice] libre, no autónoma porque tienes que trabajar para vivir, pero ejercer la libertad tiene un costo y si estás decidido, te deseo suerte”. Obvio, tuvo razón y aquel proyecto murió de inanición. El gobierno de Montiel, tuvo de todo y la historia lo ha juzgado. Lo mismo puede decirse de Enrique Peña Nieto. Tuvo razón Don Humberto: “Aun así, quiero expresar alguna esperanza. Quiero que el PRI tenga un candidato fuerte. Lo quiero auténtico, que sea él mismo, con su propia identidad, distinto y distinguible, con sus propias fortalezas y debilidades (seguro tendrá algunas) y sobre todo que no tenga las ataduras de los genes políticos de una misma pandilla endogámica pueblerina cuyos “prohombres” de hoy nacen, crecen y se reproducen entre ellos mismos, con los resultados esperables y desastrosos de prácticas de “genética” política como esa”. El tiempo le dio la razón.

Yo deje de laborar con él en 1993, fue mi último periodo largo en el sector público central (había trabajado previamente en la Gubernatura de 1985 a 1989, y con él de 1989-1993). Ahí conocí a personajes encumbrados de ayer y hoy, ahí conocí a esos “prohombres” que se adueñaron del poder público para luego malgastarlo en el ejercicio de sus malos hábitos. Grandes operadores políticos con el dinero público, con sólidas cuentas en los bancos, pero con dudosas cualidades éticas. Ese sexenio, el de Pichardo Pagaza, fue el último preocupado por la cosa pública, por la eficiente administración y lo que vino después es un modelo montado en ganar elecciones a costa de lo que sea, amparados en el viejo apotegma de la clase política mexiquense; “En política, todo lo que se compre sale barato”

Como Lira Mora, aún existen muchos servidores públicos honrados y formados en la escuela del amor a su estado. Conozco a muchos que han hecho del servicio público una forma honesta de vivir, lamentablemente, una minoría enquistada en las áreas de las principales toma de decisiones políticas, han preferido enriquecerse al amparo del poder, traicionando a las personas honestas que hacen bien su trabajo. Esa elite política acabó con el estado de vanguardia que fuimos y están viviendo sus últimos días, por no tener la capacidad de renovarse, con nuevos talentos y mejores prácticas, por no entender que como dice la consigna popular, que; “el pueblo se cansa…de tanta pinche transa”!!

Juan Carlos Villareal Martínez

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