Hoy en día, los procesos electorales están inmersos en una estructura de justicia abierta que se caracteriza por ser transparente, imparcial, así como independiente, por ende, las ciudadanas y los ciudadanos de nuestro país tienen la posibilidad de ver reflejado el cumplimiento de las promesas que las y los candidatos ofrecieron a fin de satisfacer las necesidades que requiere la población.
A casi dos años del surgimiento de la pandemia, se observa que ésta trajo consigo grandes problemas de salud pública; ante ello, el uso de las tecnologías de la información se convirtió en la herramienta indispensable para llevar a cabo todo tipo de actividades y, para comunicarnos; esencialmente para no retroceder en el sistema electoral mexicano.
Es por ello, que debemos apostar por la modernidad en la organización de las elecciones; la utilización de la internet resulta ser más ágil y menos costosa. Su uso es viable y aplicable en la organización, desarrollo y vigilancia de los procesos electorales venideros, ya que, con esta herramienta, no tendríamos funcionarios de casilla; boletas electorales; programa de resultados preliminares; conteos rápidos; material electoral, entre otros.
En los comicios del año 2021, se presentaron retos y desafíos que, ante las problemáticas derivadas de la contingencia sanitaria, se sacaron adelante. Sin duda, la pandemia vino a dar un giro a nuestras vidas y a la forma de realizar las actividades político-electorales.
Estos acontecimientos tienen que valorase y analizarse a la luz de los cambios que ha tenido nuestro sistema electoral mexicano, principalmente de la reforma constitucional en materia político electoral del año 2014; de los que destaca un mayor número de atribuciones al Instituto Nacional Electoral (INE), mismas que los Institutos Electorales de los estados ya venían realizando.
Al respecto, es conveniente recapitular y valorar para determinar, si efectivamente el INE tiene que seguir realizando dichas atribuciones, o en su caso, se devuelven a los estados con el objeto de despresurizar al INE y, con ello, optimizar y eficientar los comicios.
Por otra parte, en el transcurso de los procesos electorales, a los que me he referido, hemos visto resoluciones dictadas por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en las que, ha declarado nulos algunos procesos electorales locales y ha ordenado que, de manera extraordinaria, los realice el INE. En este contexto, se debe reflexionar si es lo adecuado o bien, que sean los Organismos Públicos Locales (OPL) los que tengan la atribución legal de continuar con los comicios extraordinarios locales.
En esa línea, se ha justificado que actividades que ahora realiza el INE, pero que originalmente eran a cargo de los OPL, son significativas por los ahorros que se obtienen, sin embargo, hay que valorar, dado que en ambos casos realizarlas genera un costo importante y, por diversas circunstancias son ejecutadas más eficientemente por los OPL, por lo tanto, el supuesto ahorro es una ilusión.
En este año 2021, se tuvieron grandes oportunidades en la organización de los procesos electorales llevados a cabo en el país. El trabajo que realizaron las autoridades electorales es un precedente, para evaluar e identificar problemas y soluciones que probablemente se tengan que aplicar en los próximos comicios, lo que vendrá a consolidar nuestra democracia y repercutirá en el bienestar social.
Ahora, los procesos comiciales están dirigidos a la modernidad y, con ello, al fortalecimiento de la Democracia. Ciudadanía e instituciones son el binomio para lograr una Democracia madura; la toma de decisiones debe ir aparejada con esta dualidad, porque la responsabilidad es de todas y todos.
Es trascendente la defensa de los derechos político-electorales que son pilar de la Democracia. La ciudadanía debe estar al pendiente de la rendición de cuentas, sólo así los funcionarios cumplirán los requerimientos y necesidades que tiene la población. En contraste, las y los actores políticos deben dar lo mejor de sí y, para ello, se requiere tener en las instituciones y en las contiendas electorales a los mejores perfiles, porque es indiscutible que es tarea de todas y todos que los procesos electorales sean de mayor calidad y excelencia.
Con todo lo anterior, no habrá duda de que, los procesos electorales en puerta, tendrán la participación consciente e informada, así como la evolución que la modernidad demanda, todo ello, en pro de un mayor progreso democrático de nuestro país.