¿El PRI cambia de piel?
Ricardo Moreno
Tuvo que haber un cambio de actitud urgente por parte de los priístas en la Legislatura mexiquense y al mismo tiempo del sentido de su voto, después de un mandato de su XXIII Asamblea Nacional, y por lo tanto, un cambio de rumbo. ¿Habría cambiado sus principios y le habría dado una patada al neoliberalismo?
La pregunta tomó relevancia porque en la Legislatura mexiquense estaban a punto de votar la creación de 4 nuevos impuestos, con los que se buscaba recaudar la ridícula cantidad de 260 millones de pesos.
Dos de ellos, tenían como objeto del impuesto la actividad empresarial y las actividades de los profesionistas, médicos, arquitectos e ingenieros, que desde luego resentirían, en caso de aprobarse dicha medida, una carga contributiva mayor e injusta.
Resulta que esta medida recaudatoria iba en total contrasentido de la política federal que pone énfasis en el ahorro y en la austeridad antes de imponer nuevas cargas fiscales y que, incluso para el año entrante, se contempla la tributación del impuesto sobre la renta mediante un régimen simplificado y de confianza que tiene como objetivo ampliar la base de contribuyentes y disminuir sustancialmente las tasas por ese impuesto.
La indisciplina en la administración de los recursos públicos, la negativa a disminuir los gastos desproporcionados y la falta de compromiso del gobernador del estado Alfredo del Mazo, lo llevaron a tratar de imponer nuevos impuestos, mientras que el gobierno federal pretende con base en un modelo totalmente distinto aumentar la base de contribuyentes, disminuir las cargas fiscales y, con ello, aumentar la recaudación.
La medida propuesta por el equipo económico de Alfredo del Mazo era, en extremo, comodina. Una medida desesperada para tratar de tapar los enormes huecos en las finanzas producto de la falta de compromiso con la administración y la dilapidación de los recursos.
Antes de pensar en nuevos impuestos tuvieron que proponerse revisar los contratos de prestación de servicios que se han constituido como un verdadero lastre, sobre todo el de mantenimiento carretero y el de construcción y administración de la infraestructura hospitalaria del ISSEMyM en Zumpango y Toluca.
El gobernador, antes de pensar en nuevos impuestos a la de por sí golpeada clase media, debió poner orden administrativo y generar las condiciones para ampliar la base de los contribuyentes de los impuestos que ya contempla la ley.
Si el gobernador quería imponer nuevas cargas fiscales primero debiá revisar la nómina de los cargos de primero y segundo nivel de la administración pública