Hace unos días, durante la sesión solemne del pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, la gobernadora informó que se retomarán los trabajos legislativos que se dejaron pendientes para la elaboración de la Nueva Constitución del Estado de México; trabajos encabezados por el SECTEC pero muy bien desarrollados por las y los ciudadanos mexiquenses que a manera de parlamentarios expresamos, significativamente, la voluntad real del pueblo mexiquense.
A mi muy particular modo de percibir la realidad mexiquense, la encomienda siempre ha sido clara: hacer justicia (especialmente a los pendientes) y traer bienestar palpable para toda la población con primordial énfasis en los más de 7 millones de mexiquenses en situación de pobreza.
Dentro del fresco proyecto constitucional que se presentó en febrero del año pasado se incluyeron una serie de propuestas loables en materia de garantía de los derechos fundamentales de las y los mexiquense. Consideraciones que representan hoy día un reto tremendo para la administración estatal y que seguramente serán el verdadero desafío tanto para su consideración en esta nueva etapa de trabajos legislativos como para su posterior aplicación.
Claro ejemplo de lo antes mencionado es el derecho a una renta básica, considerado dentro del apartado de derechos económicos; propuesta presentada por quien redacta este texto y bautizada como el ingreso mexiquense. Esta versa en la redistribución del gasto público estatal para así poder destinar, por lo menos, el 10% de este a la población mexiquense que se encuentra en situación de pobreza extrema, pobreza y desempleo mediante transferencias de dinero directas; mismas que indirectamente permiten al individuo y sus familias garantizar sus derechos alimenticios, de salud, de educación entre tantos otros pero que por otro lado transforma radicalmente la manera de conducir la política social en el Estado de México.
El anuncio de la gobernadora Delfina Gómez es alentador pero también nos alerta como ciudadanía porque lo que queremos es nuestra Constitución, la de lxs mexiquenses. No nos basta un nuevo texto o la versión actualizada, por no decir refrita, del documento anterior. Lo que anhelamos es que nuestra carta magna garantice los derechos de todos y contenga con claridad los elementos para que vivamos vidas plenas en nuestro territorio.