El pasado lunes 26 de octubre el Gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, presentó el tercer informe de gobierno resaltando sus acciones en materia de bienestar social, obra pública, impulso económico y protección a los derechos de las mujeres; acciones que si bien son verídicas y comprobables, no están ni cerca de ser suficientes para responder a las necesidades de los mexiquenses.
Por todos lados vemos celebración, felicitaciones y hasta aplausos a la labor que el ejecutivo estatal ha desempeñado ignorando por completo la terrible realidad que atraviesa el Estado en todo sentido. Pareciera que la crisis de salud, económica, laboral y hasta de seguridad que pernea en nuestro territorio tiene poca relevancia ante los escuetos proyectos y programas que se han venido ejecutando.
He de reconocer que no todo es pena y tragedia, existen ciertos logros que valen la pena destacar como la creación de la Secretaria de la Mujer, las obras de infraestructura carretera, entre algunas otra acciones trascendentes, sin embargo, para nada es momento de cantar victoria en un Estado donde por lo menos 2.5 millones de familias se encuentran sin ingresos ni alimentos; donde, en promedio, una mujer muere al día por el simple hecho de ser mujer; un estado en el que por lo menos 60mil habitantes han quedado desempleados y el ejecutivo ha ignorado su responsabilidad y capacidad de echar andar el seguro de desempleo estatal.
En ocasiones los aciertos pueden tapar los errores pero cuando los errores superan los aciertos la incapacidad queda al descubierto. Por otro lado, alejar tus manos de rescatar al hermano podría contarse hasta como un intento por asesinarlo.
Los hechos son claros, en el Estado de México tenemos problemas graves que necesitan soluciones inmediatas. No ocupamos respuestas sino acciones sensatas que le den un giro de 180 grados a la lastimosa realidad que estamos viviendo. Es momento de que el gobierno mexiquense pase del buen discurso al trabajo efectivo, que voltee a ver las propuestas ciudadanas de la sociedad civil organizada y sobre todo que enfoque todos sus recursos en los hechos por encima de las palabras.
Para cerrar con broche de hora estas breves líneas no queda más que recordarle a cada lector que los ciudadanos diferentes hacen ciudades diferentes y que si queremos resultados necesitamos exigir más y aplaudir menos.
*Economista y secretario de la Fundación Plan México