En los últimos meses, las cifras de violencia son alarmantes y han sacudido al país, se cerró el 2019 con 38 mil asesinatos cuyos motivos pueden ser diversos, sin embargo, en lo que va del 2020 ya van más de 250 homicidios por razones de género.
Conscientes de la situación que se vive, a finales del año pasado, se impulsaron trabajos legislativos con la óptica de establecer medios reparatorios y sancionatorios a través de la responsabilidad penal con la tipificación de conductas a través de las cuales se ejerce violencia, entre ellas, la violencia digital, ésta es solo el medio a través del cual se perpetra una vulneración o menoscabo a las personas.
Resulta razonable y lógico que se legisle con perspectiva de género, ya que de conformidad con cifras del INEGI, son la mujeres las más afectadas en este problema, sin embargo es insuficiente el esfuerzo por la diversidad de aristas o de dimensiones del problema, porque como personas que interactuamos en el mundo digital todos podemos ser susceptibles de sufrirla y en un mayor nivel, las menores y adolescentes ya “nativas digitales”, quiénes navegan en promedio alrededor de 8 horas diarias.
Necesitamos empezar por hacer conciencia sobre los riesgos a los que nosotros mismos nos exponemos por la divulgación de información personal, por descuido o mal manejo de los datos personales; empecemos respondiendo preguntas simples, por ejemplo: ¿qué tanto saben de mí los que no conozco, o uso la misma contraseña en todas mis redes? Por ejemplo, México es el quinto país del mundo con más seguidores en Facebook, más de 85 millones ¿cuántos de estos usuarios hemos leído las políticas de privacidad de esta red social?
La privacidad como un derecho humano, vinculado a la dignidad y libertades de las personas debe ser cuidada de la misma forma en el mundo digital, sabemos que hay muchos beneficios de las tecnologías de la información y pueden salvar vidas si son utilizadas de forma adecuada, pero es indispensable usarlas con responsabilidad y tener conciencia de los riesgos en lo que se comparte por ejemplo: fotografías de menores con uniformes escolares, ubicaciones en tiempo real, datos excesivos o sensibles que afecten esferas íntimas; hay que cuidarnos en los entornos tecnológicos y ver la atención que ponemos a nuestros datos personales, para evitar ser víctima de violencia en cualquiera de sus modalidades.
*El autor es comisionado de transparencia en el INFOEM