LA ABUNDANTE ENTREGA DE AGUA

En Soyaniquilpan, un pequeño poblado agrícola al norte del Estado de México opera una nueva zona industrial con una planta embotelladora de agua, de la compañía Niagara Bottling, que obtuvo una autorización para abastecerse de un acuífero que, desde hace 40 años, se encuentra en veda.

La región es susceptible al agotamiento de sus arroyos, ríos y manantiales según se puede leer en el decreto presidencial que protege ese depósito de agua desde 1978. Cuatro décadas después, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) justifica la autorización de explotación del recurso hídrico al afirmar que hay suficiente en el subsuelo, aunque la restricción sigue vigente.

Especialistas en agua subterránea, consultados sobre esta situación, advierten que el problema en el desarrollo de proyectos que demandan grandes cantidades de agua es que se preserva el esquema mercantilista de los recursos naturales por encima del bienestar social y ambiental, situación que ahora enfrenta ésta localidad.

En total, la nueva zona industrial Arco 57 y la embotelladora Niagara Bottling podrán explotar cada año cerca de cinco millones de metros cúbicos de agua hasta 2028. Al solicitar los dictámenes que permitieron entregar dicha cantidad de líquido, la Conagua respondió que la información es “reservada”.

También se solicitaron entrevistas a las empresas: Arco 57, Artha Capital, Niagara Bottling, y a los distintos niveles de gobierno como: la Secretaría de Desarrollo Económico, el Ayuntamiento de Soyaniquilpan y el Gobierno del Estado de México, los cuales no emitieron comentario alguno.

No obstante, con información pública fue posible explorar la ruta que siguieron gobiernos locales, empresarios y autoridades federales que, aprovechándose de instrumentos legales, concretaron la abundante entrega de agua en este municipio.

 RICOS EN AGUA

“Si en algo estamos ricos, es en agua” afirma con orgullo Don Enedino Rosales, de 69 años, al referirse al caudaloso manantial que tiene frente a su casa, ubicada al norte del Estado de México.

Soyaniquilpan significa “lugar del agua donde la hierba rompe o hiede”. El lugar cuenta con el registro de seis importantes estanques. El Plan de Desarrollo Municipal 2019 los identifica con los nombres de: Ojo de Agua, Tepozán, El Quinte, Chiquinte, El Capulín y San Mateo.

En épocas pasadas, la abundancia del recurso hídrico desató “prácticas desordenadas”, por lo que desde 1978 el acuífero se encuentra protegido con una veda.

En ese entonces, el gobierno de José López Portillo determinó que la conservación del agua subterránea de esa región era de “interés público” e impuso la restricción para no afectar “las reservas hidráulicas”.

El ordenamiento se mantiene vigente, pero en 2016 la Conagua elaboró un estudio técnico en el que expuso la existencia de recargas suficientes; así mismo permite que el agua subterránea de Soyaniquilpan pueda ser aprovechada, incluso para uso industrial.

“Ese acuífero tiene disponibilidad, entonces mientras tenga disponibilidad se pueden otorgar los títulos. Las vedas que en ese acuífero existen no necesariamente impiden que se entreguen títulos”, dice la jefa de proyecto de ordenamiento de acuíferos de la Conagua, Angelica Molina Maldonado.

CONSUMAR LA ENTREGA

Ahora, ante la disponibilidad de agua subterránea en Soyaniquilpan, este recurso ha pasado de ser un patrimonio de los pobladores a principal atractivo para el arribo de empresas e industrias que podrán explotarla en grandes cantidades.

Entre 2017 y 2018, la Conagua otorgó, en conjunto, siete concesiones para explotar el acuífero al complejo industrial Arco 57 y a la embotelladora, que además es considerada la más grande del mundo, Niagara Bottling.

De acuerdo con el Registro Público de Derechos de Agua (Repda), seis títulos fueron para Artha Capital –desarrollador de Arco 57–, los cuales fueron obtenidos bajo el nombre de su fiduciaria The Bank of New York Mellon y uno más para Niagara Bottling; todos con vigencia de 10 años.

En suma, extraerán 4.7 millones de metros cúbicos de agua, cantidad que –de acuerdo con cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) – permitiría dotar de líquido, solo para beber, a más de 13 mil personas en la ciudad de México, a lo largo de un año.

DE LA MANO DEL PODER

En Soyaniquilpan, la transformación de un poblado con vocación agrícola a una zona industrial se concretó en un periodo de 15 años mediante el impulso del grupo político dominante en el Estado de México.

La siembra de maíz junto con la cría de ganado, representaban hacia el año 2000 su principal actividad productiva; sin embargo, cuatro años más tarde se modificó el Plan de Desarrollo Municipal para convertir la tierra dedicada a la agricultura en centenares de predios dispuestos a urbanizarse.

El cambio de uso de suelo y la idea de desarrollar la zona norte tuvo su origen durante el sexenio de Arturo Montiel Rojas, a través de la entonces Secretaría de Desarrollo Urbano y Metropolitano.

La zona norte fue considerada prioritaria para el desarrollo de un corredor industrial “orientado a la exportación y los servicios comerciales” en el Plan de Desarrollo 2005-2011 de la administración de Enrique Peña Nieto.

La Gaceta de Gobierno con fecha del cuatro de agosto de 2008 publicó el Plan Prospectivo de Soyaniquilpan. Un año más tarde la primera administración municipal de Jorge Arciniega –quien asumió nuevamente el cargo desde 2016- alineó su plan de trabajo para detonar el potencial industrial en la localidad.

Archivos de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) dan cuenta de que la empresa Artha Capital, uno de los fondos de capital privado más importantes del país, desde el 2010 se interesó en el proyecto, ahora conocido como Arco 57.

Durante la administración de Eruviel Ávila Villegas se extendió la zona susceptible a industrializarse mediante un decreto que incorporó al poblado de San Agustín al área urbana donde se construye el complejo logístico.

Para el ingeniero por la UAEM, Luis Eduardo Mejía Pedrero “Se agandallaron el agua”.

Las empresas Arco 57 y Niagara Bottling fueron ampliamente beneficiadas tras la publicación de los estudios técnicos de la Conagua en el Diario Oficial de la Federación, con los que se evade el candado a las reservas de agua de Soyaniquilpan y de todo el acuífero al que pertenece.

La abundante entrega de líquido se concretó bajo un esquema legal, pero que replica un modelo de sobreexplotación de los recursos explica la abogada experta en la materia por la UNAM, María del Carmen Carmona Lara.

Este modelo ha dejado el mismo efecto en el resto de los acuíferos del Estado de México: sobreexplotación y contaminación por falta de saneamiento de aguas residuales.

La población se encuentra frente a los riesgos de que los acuíferos de su localidad sean sobreexplotados, y que sus reservas hídricas se contaminen ante un manejo inadecuado de las aguas residuales urbanas e industriales, advierten.

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Este trabajo forma parte del proyecto académico realizado bajo el marco de la maestría en Periodismo Digital de la Universidad de Guadalajara. Su contenido se reproduce con autorización del autor. Consulta la versión completa en:  https://usosdelagua.wordpress.com/

 

Carlos Hernández Zarza

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