Es un hecho que en México la tasa de fecundidad ha disminuido en las últimas cinco décadas, al pasar de 6 a 2 hijos por mujer, sin embargo, y como lo sostiene Gabriela Rodríguez, antropóloga mexicana y secretaria técnica del Consejo Nacional de Población, “… un menor número de hijos no significa necesariamente que las mujeres están decidiendo cuántos hijos tener y en qué condiciones.”
Rodríguez destaca que, paralelamente a los embarazos deseados y a la maternidad planeada, existe un número importante de mujeres que se convierten en madres por “inercia”, en su mayoría adolescentes, que por factores como la violencia sexual, el matrimonio infantil y uniones tempranas, un proyecto de vida dependiente cargado de expectativas sociales y un ejercicio no planeado de la sexualidad, se embarazan y terminan ejerciendo una maternidad temprana “aceptada”, que merma significativamente su autonomía económica, profesional, física y social.
Son embarazos que en muchas ocasiones responden a la “…falta de empoderamiento para ejercer control sobre su cuerpo y tomar decisiones asertivas e independientes de los deseos de su pareja y de las expectativas sociales.”
También señala la recurrencia de casos donde las madres adolescentes, que por lo general ya se encuentran en un nivel educativo medio superior experimentan un embarazo no deseado, situación que las lleva a abandonar sus estudios, aun cuando sus expectativas profesionales eran más amplias, estas mujeres suelen pertenecer a estratos económicos medios y en menor proporción altos.
La reciente publicación de dos listas con los 30 nacimientos de madres con menor edad y de los 30 nacimientos de padres con la mayor diferencia de edad registrados en 2024, generó reacciones inmediatas de indignación por parte de intelectuales, organizaciones sociales y de la sociedad en general, sin embargo, no es un tema nuevo, esta información pertenece a una base datos de la Secretaría de Salud, elaborada por la Dirección General de Información en Salud y se pueden consultar y descargar para su mejor interpretación.*
Durante 2024, en el Estado de México se registraron 111,384 nacimientos, de los cuales, 18,252, es decir, 16.39% son de madres cuyas edades oscilan entre los 10 y 19 años. En concordancia con la disminución de la tasa de fecundidad a nivel nacional, del total de madres adolescentes registradas en 2024, el 83.1% reporta que es su primer embarazo; en contraparte, 16.8% ha tenido dos o más embarazos y se advierten casos de especial atención en municipios como Chimalhuacán y Atizapán de Zaragoza, con madres que reportan cuatro o más embarazos previos, la mayoría de los cuales han terminado en abortos.
Otros datos que son de especial atención indican que casi el 75% de las madres adolescentes mexiquenses no cuentan con afiliación a ninguna institución de salud pública; 12.6% abandonó sus estudios y casi el 95% no trabaja en alguna actividad remunerada, estas cifras vuelven evidente que el embarazo a edades tempranas se concentra en los estratos bajos y la participación económica de estas madres adolescentes, se concentra en el trabajo doméstico y de cuidados, dejándolas fuera del campo laboral y profesional.
En cuanto a la información del padre, la base de datos no contempla más que su edad; el 43.5% de ellos son adolescentes igual que la madre, 45.1% tiene entre 20 y 29 años y 5.6% tiene más de 29 años, llegándose a presentar diferencias etarias significativas.
Estratificando las edades de ambos padres y considerando los casos donde el padre es mayor de edad y la madre menor de edad, se obtienen 5,517 casos dentro de esta condición, por lo tanto, 30.2% de estos embarazos tendrían que estar siendo investigados por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.
El embarazo infantil y adolescente es un fenómeno que debe atenderse de forma urgente, el Estado debe garantizar las condiciones para el desarrollo pleno de las infancias y adolescencias, replanteando las estrategias de prevención del embarazo, no solo desde la perspectiva de la salud sexual y reproductiva sino, impulsando un cambio de patrones culturales que lleve a la erradicación de usos y costumbres que atentan contra la autonomía y la libertad de las mujeres.
*La información del Estado de México corresponde a datos estadísticos de elaboración propia, obtenidos a través de la base de datos de la Secretaría de Salud del Gobierno Federal. (http://www.dgis.salud.gob.mx/contenidos/basesdedatos/da_nacimientos_gobmx.html)
Fuentes:
- Nacimientos, datos abiertos de la Secretaría de Salud. (2024)(http://www.dgis.salud.gob.mx/contenidos/basesdedatos/da_nacimientos_gobmx.html)
- Documento orientador para incorporar la opinión y participación de niñas, niños y adolescentes en el diseño de acciones que favorezcan el acceso al ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos y a la prevención del embarazo adolescente. GIPEA, Gobierno Federal (2021)(https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/632561/3.2_Documento_orientador_participacio_n_NNA_en_ENAPEA.pdf)
- Consejo Nacional de Población.(https://www.gob.mx/conapo)
- Madres adolescentes: una inercia social, Gabriela Rodríguez R. (2015)(https://semujeres.cdmx.gob.mx/storage/app/media/YoDecidoMiFuturo/Madres_por_inercia.pdf)
- El embarazo en la adolescencia y el acceso a educación y servicios de salud sexual y reproductiva: un estudio exploratorio. Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. (2022)(https://www.coneval.org.mx/EvaluacionDS/PP/CEIPP/IEPSM/Documents/Exploratorio_Fecundidad_Adolescente.pdf)