El pasado lunes 12 de septiembre el gobernador Alfredo Del Mazo Maza rindió su 5to Informe de Gobierno asegurando que el Estado de México cuenta con instituciones fuertes que responden a las necesidades de las familias mexiquenses, de hecho, no solo fue la frase con la que dio inicio sino también fue el primer punto que abordó en el discurso, Familias Fuertes.

Como es tradicional y hasta fundamental en cualquier informe de gobierno, se abordaron las cifras más relevantes de la actual administración en los últimos cinco años. El gobernador resaltó que en materia social se han atendido a 7 millones de beneficiarios únicos y no solo eso, sino que 6 de cada 10 de ellos fueron mujeres; además, como en los informes anteriores, se hizo jactancia del supuesto programa estrella de la administración: el salario rosa.

En materia económica Del Mazo habló de la aportación que tiene la entidad en el Producto Interno Bruto nacional, el número de inversiones e inversionistas y las poco alentadoras cifras de empleo. En cuanto a la salud y la educación enfatizó la cantidad de vacunas aplicadas contra Covid-19 así como la inversión en infraestructura de atención médica, mientras remarcó que el sistema educativo más grande del país es el mexiquense y que no solo se ha invertido en espacios educativos sino también en el combate a la deserción escolar.

Las cifras, estadísticas y conteos continuaron, sin embargo, las y los mexiquenses tenemos la responsabilidad de hacer una pausa para evaluar si se está contando bien. Como economista soy un hombre de números, pero también uno consciente de que en esta vida existen las mentiras, las mentirotas y después las estadísticas, por lo tanto, cuando hablamos tanto de evaluación al desempeño de un gobierno como de rendición de cuentas de la administración en turno, la percepción ciudadana es, sin lugar a dudas, la que más cuenta y no las cifras oficiales. 

Sería tan absurdo como solo citar cifras oficiales que en esta modesta opinión generalizada la  opinión de todas y todos los mexiquenses, no obstante, me atrevo a asegurar que lo que vivimos día a día en el Estado de México dista mucho de lo mencionado en el 5to Informe del Gobernador.

Si bien no todo está mal ni mucho menos fatal, hay cosas buenas o favorables que claro que cuentan pero no elegimos a un representante ejecutivo estatal para aplaudirle su trabajo sino para indicarle lo que tiene que mejorar e indicarle el Estado en el que queremos vivir.