¡La candidata que tenga el apoyo de las y los jóvenes, gana el EdoMéx!

Los números a veces mienten, pero los hechos nunca, y si algo es un hecho es que, por lo menos, una tercera parte de la población mexiquense está conformada por la juventud. Uno de cada tres habitantes en el Estado de México lleva en sí mismo la energía, la frescura pero sobre todo el agudo criterio que nos caracteriza, en cada generación, a las juventudes.

Si la magnitud atribuida a la población mexiquense joven no es poder y capacidad de toma de decisiones, entonces definitivamente no sé qué si lo es. El asunto aquí, por lo que poco se percibe o aprecia dicho poder y tamaño,  es porque las y los tomadores de decisiones desde siempre se han encargado de disolverlo a través de mecanismos que nos han polarizado o desconectado haciendo que invirtamos nuestra energía transformadora tanto en el conflicto como en la defensa de nuestras diferencias, manteniéndonos alejados de nuestras coincidencias, esas que nos hacen fuertes, poderosos y ciudadanos de verdad.

 Observémoslo desde otra óptica, tan solo numéricamente hablando las juventudes mexiquenses representan más del 30% del padrón electoral de la entidad, pero si consideramos el comportamiento de las últimas elecciones a gobernador de este siglo nos encontramos con que la participación electoral no supera el 50%, en promedio, del padrón electoral. Esto quiere decir que si las juventudes decidieran participar activamente pero además en unidad, su participación definiría rotundamente quien llevaría a la titularidad del Ejecutivo estatal los próximos seis años.

Pero a todo esto, si tanto la información como el análisis que se está haciendo en el presente artículo es de dominio público, ¿por qué ni los partidos políticos ni las candidatas apuestan, sino todas sus cartas, al menos la mayoría a la participación de las y los jóvenes mexiquenses?

Sencillo, el voto de las juventudes no se puede controlar.

Las artimañas tradicionales, en su mayoría, no tienen efecto sobre la decisión política-electoral de las y los jóvenes. Sus votos no se pueden comprar, por lo tanto no se pueden controlar. Si deseas el voto de las juventudes tienes que conmoverlas, convencerlas, hacerlas creer, conectar y co-crear con ellas; debes escucharlas pero también hablarles con honestidad, claridad y transparencia.  

En resumen concreto, si las juventudes mexiquenses están a bordo de tu proyecto político el triunfo es seguro pero para que aborden debes hacer política de verdad .