¿Hay EdoMéx fuera de la política?

 ¿Hay EdoMéx fuera de la política?

Gobernar resulta un ejercicio laberíntico y una labor titánica toda vez que esta, en teoría, debe concentrarse en solucionar la mayor cantidad de problemas que enfrenta la sociedad gobernada, además debe hacerlo considerando los métodos, es decir, complaciendo en sus formas de acción a quienes analizan, fiscalizan o critican su actuar.

Y cómo no sería una tarea tan compleja si se trata nada más ni nada menos que de la realidad de todos, de la vida misma. Rodó decía que no hay país fuera de la política pero a estas alturas, me atrevo a aseverar: no hay vida como la conocemos fuera de la política.

Aunque sin lugar a dudas hacer política trasciende a los políticos de profesión u oficio; pues bien decía el ex primer ministro francés Charles de Gualle “la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”, es importante acentuar que sin ellos poco o nada se puede hacer.

El ex político y caudillo cultural de la Revolución mexicana, Manuel Gómez Morín, valientemente hizo una declaración hace casi 100 años y ésta continúa vigente hasta la fecha: el hacer requiere el apoyo y la bendición del poder. Y al mencionar poder, en gran medida, se hace referencia a  los políticos en el poder.

El Estado de México es un estado importante, complejo y algunos dirían que hasta decisivo en cuanto a la situación nacional, por lo tanto, de esa misma proporción son los problemas en la entidad: pobreza, inseguridad, crisis sanitaria, vulneración de derechos humanos, injusticia; la lista de problemas es larga pero así también la de propuestas de solución.

Académicos, activistas, especialistas, organizaciones, en fin, ciudadanas y ciudadanos mexiquenses han dedicado vida y obra, primero a investigar para después estructurar propuestas tanto viables como de aplicación certera para poner fin o por lo menos mitigar efectos perniciosos de los problemas antes mencionados, sin embargo, las afectaciones persisten y hasta se agravan.

Imaginemos que un grupo de personas descubren la cura contra una enfermedad gravísima, pero los médicos deciden no aplicarla a los pacientes ni permitir a quienes descubrieron la cura administrar el tratamiento, el resultado será definitivo: los enfermos seguirán muriendo. Algo similar sucede con las enfermedades del Estado de México, que por cierto, cuestan miles de vidas todos los días.

Los pensadores mexicanos del siglo pasado aseguraban que todos los problemas nacionales tenían solución; bastaba un programa y una voluntad. Hoy en día se tienen muchos posibles programas (soluciones y propuestas) pero claramente falta la otra mitad necesaria, la mitad política: voluntad.

Alexis Olvera Pino

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