El 9 de diciembre conmemoramos el Día Internacional contra la corrupción, derivado de la suscripción de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, en Mérida, Yucatán, justamente, un 9 de diciembre de 2003.
Dicho acuerdo de voluntades tuvo tres propósitos básicos:
- Reconocer a la corrupción como un fenómeno social, político y económico, de raíces profundísimas que permean en todos los sectores sociales, en todos los ámbitos del poder y que nos afecta a todos y todas.
- Sensibilizar a la ciudadanía respecto de la gravedad y efectos de este fenómeno.
- Llamar la atención de los gobiernos para que realicen todas aquellas acciones necesarias para su contención y eventual control.
Es importante resaltadas que esta Convención, fue la primera que nació como un instrumento jurídicamente vinculante en el mundo, es decir, obligatoria para las partes que se comprometieron a cumplirla.
A veintidós años de la suscripción de dicho documento, resulta indispensable como ciudadanos, reflexionar sobre el camino andado y el que está por venir, las acciones implementadas y aquellas que están pendientes, así como hacer una profunda y valiente deliberación acerca de lo que sí podemos como sociedad organizada y lo que nuestros gobiernos están obligados a realizar y, de manera respetuosa, informada, y responsable, exigirlo.
Recordemos que el 9 de diciembre, es una fecha que nos motiva a conmemorar, es decir, traer a la memoria de manera solemne, la imperiosa necesidad de combatir el abuso de poder púbico para beneficio privado, en detrimento del bien común, y actuar en consecuencia, no es una celebración, es un llamado a la acción. ¡Continuemos la conversación!
