*Necesitamos autoridades sólidas de este derecho
Vivimos en una era digital donde la información fluye con una velocidad y volumen sin precedentes. Desde las redes sociales hasta los servicios financieros en línea, nuestra vida diaria está interconectada a través de la tecnología. Si bien esta conectividad fomenta el intercambio cultural y el conocimiento global, genera nuevas oportunidades de desarrollo económico o simplifica tareas cotidianas, también se dan fenómenos de recopilación indebida de datos o malos tratamientos, lo cual plantea serios desafíos a la privacidad y la protección de nuestros datos personales, vulnerando nuestra seguridad y haciendo un uso indebido de nuestra información.
En este contexto, he propuesto ya desde hace tiempo, la existencia de una autoridad especializada garante de la privacidad, toda vez que es necesario jugar un papel crucial en la protección de los derechos de los ciudadanos en la era digital y contar con una entidad independiente y responsable de monitorear y regular el manejo de datos personales por parte de empresas, particulares y entidades gubernamentales, asegurando el cumplimiento de las leyes de privacidad.
Este organismo garante, debería tener la capacidad de imponer sanciones a quienes violen las normativas de protección de datos, creando un disuasivo efectivo contra el uso indebido de información personal; más allá que esta autoridad debe promover un enfoque preventivo la educación y concienciación sobre la importancia de la privacidad y los derechos relacionados, empoderando a los ciudadanos para que protejan su información personal.
Esto no es nuevo, a nivel mundial tenemos ejemplos de autoridades garantes exitosas como la Oficina del Comisionado de Información del Reino Unido (ICO), la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), la Oficina del Comisionado de Privacidad de Canadá (OPC), o la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (AGESIC) en Uruguay, entre otras, las cuales han sido esenciales para garantizar la imparcialidad, efectividad y credibilidad en la protección de la privacidad de los ciudadanos en estos países.
Para concluir, considero crucial que para construir una sociedad digital segura, se logre materializar esta propuesta que permita una supervisión robusta, sanciones justas y una predicción y adaptación rápida a las nuevas realidades tecnológicas y normativas, lo cual fortalecería la confianza de los ciudadanos en el sistema y promovería una cultura de respeto a la privacidad.
