Vivimos una época de pandemias y grandes males donde la realidad supera con creces a la ficción al grado que hay más esperanza de final feliz en una película de terror o suspenso que en las propuestas, “soluciones” y atenciones que nos brindan nuestras autoridades en cualquier nivel de gobierno. De hecho, parece que entre más interés muestran los gobernantes, expresado en asignación presupuestal y estrategias de atención, en alguna problemática esta se incrementa o agrava dando la sensación que se trata de barriles sin fondo, de enfermedades sociales terminales.
El fenómeno que describo aplica, sin lugar a dudas, para casi todas las afecciones nacionales, no obstante, veo un énfasis especial en materia de pobreza pero también en la problemática que enfrentamos las juventudes mexicanas, que por cierto, estadísticamente representamos el 25% de la población nacional, en términos simples 1 de cada 4 habitantes tenemos entre 12 y 29 años.
Distintas organizaciones, tanto nacionales como internacionales, han comprobado que en México las juventudes son vulneradas de manera directa a pesar de ya no representar un grupo vulnerable sino la cuarta parte del país; por eso la actual administración del presidente Obrador ha concentrado esfuerzos en crear programas de becas para las y los jóvenes que estudian, trabajan o no hacen nada pero cuentan con la edad para pertenecer a este sector poblacional. Lo interesante de todo esto está en que los efectos de esta política compensatoria no son palpables, por lo tanto su eficacia es puesta en duda y su existencia quizá hasta innecesaria.
De acuerdo con el Proyecto de Egresos de la Federación para 2023 se estima que casi un billón y medio de pesos será destinado a erogaciones relacionadas con las juventudes, las niñas, los niños y adolescentes; esto representa aproximadamente el 17% del presupuesto anual para el próximo año lo que a simple vista pareciera alentador, sin embargo, aquí van los otros datos …
- Las juventudes (12 a 29 años) representan el 25% de la población y apenas se les asignará entre el 15% y el 17% del presupuesto 2023.
- La asignación de recursos para las juventudes está y estará condicionada a distintas secretarías y no directamente al sector poblacional, toda vez que no existe una institución completa que atienda al grupo de población.
- El Instituto Nacional de la Juventud, que se dedica exclusivamente a la articulación de políticas públicas en materia de juventud, contará con un presupuesto directo mínimo de 122 millones de pesos y una partida extra de 23 millones y medio de pesos para articulación de políticas para las juventudes en materia de igualdad.
Si bien es cierto ser parte de las juventudes representa ser estudiante, trabajadora o trabajador y hasta nini, ser joven no se limita a eso. Por lo tanto, es insostenible atender las problemáticas de las juventudes sin una institución completa que se encargue de los menesteres juveniles. Darle recursos para becas a la Secretaría de Educación o a la Secretaría del Trabajo no se traduce en inversión y solución real a las y los jóvenes mexicanos.
Los problemas de las juventudes mexicanas no son un barril sin fondo, definitivamente se está simulando el gasto.