El futuro de la justicia está en nuestras manos, por ello hay que defenderla con participación

 El futuro de la justicia está en nuestras manos, por ello hay que defenderla con participación

La elección del Poder Judicial que vivimos actualmente en México representa uno de los procesos más complejos y, al mismo tiempo, más trascendentales en la historia reciente de nuestra democracia. No se trata de una contienda más, sino de una oportunidad para que las y los ciudadanos tomemos parte directa en la designación de quienes tendrán en sus manos la altísima responsabilidad de impartir justicia en nuestro país.

Este primero de junio del presente año, vota por ti, es por todas y todos. Votar en esta elección no es solo un derecho, es una obligación moral y colectiva. Lo es porque implica asumir responsabilidad por el presente y por el rumbo que tomará el país. Es votar por nosotr@s mism@s, por nuestra familia, por nuestras causas, por nuestras convicciones. Es alzar la voz con fuerza y esperanza, y decidir no quedarnos al margen mientras otros eligen por nosotr@s.

Esta elección no puede tomarse a la ligera. Debemos elegir juzgadores y juzgadoras que no vendan la justicia, sino que la defiendan con firmeza y la garanticen en todo momento. La función judicial no debe estar al servicio de intereses particulares ni de arreglos políticos; debe estar al servicio del pueblo, del Estado de Derecho y de la dignidad humana.

No hay que permitir que influyan en nuestra voluntad ciudadana, no nos pueden decir por quien debemos votar, ya que estas prácticas atentan directamente contra la esencia de la democracia, porque intenta sustituir la reflexión individual por una imposición ajena.

El llamado es claro: que no nos confundan, que no nos impongan. Nadie debe decirnos por quién votar. La decisión es única y exclusivamente nuestra. Cualquier presión o coacción empaña el valor del voto libre. Si permitimos que nos dicten el sentido del sufragio, perdemos una parte de nuestra soberanía como ciudadanos.

La ciudadanía, al ser el pilar fundamental de cualquier proceso electoral, debe ejercer su rol con determinación. Nuestra participación es lo que legitima las instituciones. Si renunciamos a acudir a las urnas, dejamos que otros decidan por nosotros y, eventualmente, nos quedamos indefensos ante decisiones que no compartimos. Por eso, abstenerse no es una opción: es ceder el poder a intereses que pueden no representar el bienestar común.

Esta reflexión va especialmente dirigida a las juventudes, porque estas además de ser el futuro, son el presente de México. Son quienes darán continuidad a lo que hoy se decida. Su voz, su visión y su fuerza transformadora son imprescindibles en este proceso. No dejen que otros definan el camino que ustedes habrán de transitar. Participen, decidan, exijan y construyan.

Votar es un acto de dignidad, pero también de esperanza colectiva. Hagámoslo por justicia, por verdad y por el país que queremos construir. ¡Votemos para no arrepentirnos después, para poder decir que alzamos la voz con fuerza y esperanza, y elegimos defender la justicia!.

Dra María Guadalupe González Jordan

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