Está políticamente de moda, especialmente en el Estado de México, hablar sobre bienestar, pero definirlo, generar condiciones para conseguirlo y proporcionarlo a la población es el desafío y la responsabilidad principal que tiene la nueva administración estatal encabezada por la gobernadora Delfina Gómez. La Secretaría de Bienestar es quizá la extensión principal del Ejecutivo en cuanto a esta responsabilidad; no obstante, se requiere colaboración, coordinación, voluntad política y trabajo arduo de cada secretaría, institución y organismo para conseguir el  bienestar que, por justicia, merecen las y los mexiquenses.

Según la Dra.Tchiki Davis, el bienestar es la experimentación de salud, felicidad y prosperidad. Incluye tener buena salud mental, sentirse altamente satisfecho con la vida, tener un sentido de significado o propósito, y la capacidad para manejar el estrés. De forma más general, el bienestar es simplemente sentirse bien.

Con una definición tan basta pero a su vez compleja queda claro que poco o muy poco puede hacer el Estado para que la población experimente bienestar completo, en su máxima expresión. Sin embargo, ese muy poco que puede hacer es fundamental para que, de manera individual, cada una y cada uno consiga bienestar completo. Es más, me atrevería a decir que sin esa base para el bienestar que corresponde por ley al Estado será imposible que las personas experimentemos justo bienestar.

Bienestar es sinónimo de justicia porque el fundamento de este son los derechos humanos. Nada se acerca más a dar a cada uno lo suyo que garantizar la vida propia a través de proporcionar los satisfactores básicos y generar tanto las condiciones como las oportunidades para el pleno desarrollo de cada ser humano, en otras palabras, brindar verdadero bienestar.