La verdad, aunque se calle o ignore, no deja de ser, pero cuando la mencionamos no solamente se hace presente, sino que nos da vida y también libertad. Por eso, como diría el filósofo C. Tangana, 35 veces vamos a seguir hablando de la misma $%&#. Y, en mi caso, cuando me refiero a la misma hablo de la importancia que tenemos las juventudes en el Estado de México.

De manera repetitiva, hasta extremos criticables, se han citado las cifras sobre cuántas y cuántos jóvenes habitamos el EdoMéx, cuantxs votamos, cuantxs son población económicamente activa y cuantxs más están en las aulas formándose para aportar y generar más para todos; ya se convirtió en uno de los discursos más rentables empobreciendo directamente la causa, restándole legitimidad, pero sobre todo invalidando un problema real, una afección genuina que necesita terminar o resolverse.

Esto no es una queja, es una alerta. Sin lugar a dudas es importante visibilizar un problema, hablar sobre él, proponer soluciones (exclusivamente si eres parte del sector afectado o experto); no quiero decir que al popularizar el tema se vuelve ilegitimo o se abarata. No obstante, si las juventudes permitimos que todos se metan, que lucren a costa de nuestros problemas todo tipo de instituciones tanto públicas como privadas, estamos condenados a muerte. Y no quiero ser pesimista pero la juventud tiene caducidad legal al cumplir 30 años mientras que los problemas se arrastran permaneciendo vigentes hasta el último día que pisamos la Tierra.

En las últimas semanas se han visto y escuchado a candidatas, partidos políticos, instituciones tanto empresariales  como sociales y hasta merolicxs decir que reconocen la importancia de lxs jóvenes mexiquenses, que van a solucionar todos sus problemas… nada más alejado de la realidad.

Esta es una alerta de y para lxs jóvenes que vivimos en el Estado de México. Lxs que todos los días no solo reconocemos sino que vivimos el desafío de no ser representados ni considerados por alguien en el poder; lxs que hemos sido dejados sin oportunidades, sin presupuesto, sin garantías, sin derechos.

Esta alerta es nuestra voz señalando, exigiendo y proponiendo. Nuestra voz  que se hace escuchar sin necesidad que lo diga alguien más.