Las y los diputados federales y locales del Estado de México y la Ciudad de México tienen reglamentado trabajar a distancia de forma habitual, a dos años de que finalizó la pandemia de COVID-19, donde la medida se hizo necesaria y se justificó por temas sanitarios.
Hoy, el trabajo a distancia, en espacios donde sólo se acude una o dos veces a la semana a los recintos legislativos, en periodo de sesiones -que en algunos casos duran entre seis y ocho meses-, acumula críticas porque algunas y algunos legisladores parecen haber abusado de ese privilegio.
Uno de los últimos casos, evidenciado a nivel nacional fue el de Roberto Domínguez Rodríguez, diputado federal de Morena por el Estado de México, quien fue sorprendido a bordo de un avión a punto de irse de viaje, mientras participaba —con micrófono encendido— en una reunión semipresencial de comisiones, en la cual se discutían y votaban dictámenes sobre la atención a niños con cáncer.
Permitidas en 25 estados
De acuerdo con una revisión que hizo MARCAJE LEGISLATIVO a la normativa de las 32 entidades federativas, se pudo constatar que las sesiones virtuales o semipresenciales están permitidas, de forma excepcional, en las leyes de al menos 25 congresos estatales, por ejemplo: ante una emergencia sanitaria, por motivos de seguridad, caso fortuito o de fuerza mayor.
Las y los diputados federales, los de la Ciudad de México y el Estado de México, pueden sesionar a distancia de manera habitual sin que exista una emergencia que lo justifique, pues la ley no se los impide.
El caso mexiquense
El artículo 40 bis de la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de México, establece que corresponderá a la Junta de Coordinación Política determinar la realización de las sesiones y reuniones bajo esta modalidad; y también será aplicable, a la Diputación Permanente y a reuniones de comisiones y comités.
Esta disposición generó un problema de ausentismo. Llegó el momento en que sólo 30 de 75 diputados asistieron de forma presencial a la sesión, entre quienes pasaban lista y abandonaban el recinto, quienes se van al comedor y quienes técnicamente estaban en línea.
En abril, el presidente de la Legislatura, Maurilio Hernández González, propuso reformar la Ley Orgánica del Poder Legislativo para garantizar la asistencia de quienes forman parte del pleno.
El presidente de la Jucopo, Francisco Vázquez -del mismo grupo parlamentario-, respondió que no era necesario este cambio, porque con trabajo mixto se han cumplido las metas y objetivos.
En junio pasado, el diputado Octavio Martínez, de Morena, insistió en el tema y dio a conocer una iniciativa para garantizar la asistencia presencial de las y los legisladores, luego de exhibir el salón semi vacío, en plena sesión, en más de dos ocasiones, sin que hasta el momento haya logrado eco en las demás fracciones, ni en su grupo parlamentario.
La propuesta señala que, si faltan en tres ocasiones seguidas, sin justificación, se debe llamar a su suplente; que las sesiones virtuales sólo son en caso de emergencia sanitaria o de protección civil, pues su responsabilidad es estar en el pleno, escuchar las propuestas y debatir, sin importar que los trabajos duren más de seis u ocho horas, y tomando en cuenta que las convocatorias a las sesiones se realizan con ocho días de anticipación, por lo cual no deben agendar otras actividades, para las cuales tienen los seis días restantes de la semana.
Ambas propuestas fueron turnadas a comisiones, pero hasta el momento no han sido discutidas ni apoyadas por los demás grupos parlamentarios, y con el riesgo de que, durante cambio de año legislativo, el 5 de septiembre, podrían precluir.
Otros estados
En el Congreso de la Ciudad de México, desde 2023, el Pleno puede sesionar vía remota de forma regular, a excepción de temas relacionados con reformas correspondientes a las leyes de carácter constitucional, nombramientos de los Poderes Ejecutivo y Judicial, y aquellos asuntos en los que se requiera mayoría calificada.
En San Luis Potosí, se tiene reglamentado que solo las sesiones públicas y reuniones de comisiones se pueden realizar de manera no presencial mediante videoconferencia, trabajo a distancia, o medios virtuales análogos, en casos excepcionales o cuando así lo acuerde la comisión.
Las y los diputados de ese estado se autorizaron el “home office” en febrero pasado, y a las pocas semanas varios legisladores participaron en la sesión de una comisión desde sus vehículos en movimiento y una diputada se desconectó después del pase de lista.
En Guanajuato, las personas diputadas tienen derecho a sesionar a distancia, pero únicamente si están enfermas, para atender una encomienda oficial o en caso de pandemia. Y en Oaxaca, solamente los legisladores migrantes o binacionales pueden usar ese beneficio.
En Nuevo León, algunos legisladores ya sesionan a distancia cuando tienen compromisos, a pesar de que tienen reglamentado usar esa modalidad solo de forma excepcional. El Congreso de esta entidad busca elevar a rango constitucional las sesiones híbridas.
En Morelos las diputadas y diputados tienen el deber de permanecer en el recinto Legislativo durante el desarrollo de las sesiones, y en Quintana Roo el teletrabajo no se menciona en la ley orgánica.
Abusan del privilegio
Aunque algunos diputados defienden el home office como una herramienta para optimizar el trabajo legislativo, la modalidad ha sido objeto de críticas, no solo porque se considera injusta, cuando el resto de los trabajadores tienen la obligación de asistir de forma presencial a los recintos parlamentarios, sino también porque existen antecedentes de legisladores que han abusado del privilegio.
Esto sin tomar en cuenta que se les convoca una o dos veces a la semana, durante periodos ordinarios o para el trabajo en comisiones, cuando hay iniciativas o puntos de acuerdo que revisar. Varios meses están de receso y no acuden a los recintos legislativos.
Las transmisiones oficiales de las sesiones virtuales o semipresenciales, dejan en evidencia el problema de ausentismo en los recintos legislativos bajo el argumento que están conectados o conectadas para que no les descuenten la dieta correspondiente.
En las sesiones virtuales se puede ver a los y las legisladoras desde sus vehículos, sus oficinas distritales o su hogar; a quienes colocan una foto fija para poder despegarse de la computadora, quienes están atendiendo llamadas o platicando, quienes se desconectan tan pronto pasan lista o de plano se ponen a hacer otras actividades mientras el resto atiende los temas legislativos.
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