El pasado lunes 16 de agosto dio inicio el segundo periodo de sesiones del Parlamento del Estado de México con la finalidad de presentar, debatir y en su caso consensuar las iniciativas mexiquenses que no pudieron atenderse durante el primer periodo debido a la densa carga de propuestas en ciertas comisiones, como fue el caso de la comisión de Igualdad Sustancial, Diversidad y Política de Género donde se tenía pendientes más de cincuenta propuestas.
Ante la situación mencionada, la labor que las parlamentarias y parlamentarios tenemos que desarrollar en los próximos diez días es verdaderamente titánica no solamente por la cantidad de temas e iniciativas que se abordarán sino también porque estamos inmersos en un ejercicio ciudadano sin precedentes en el Estado de México que está permitiendo la visibilidad de problemas graves que por muchos años habían sido esquivadas o ignoradas por las autoridades; pero no solo queda en hacer notar el problema sino en abonar a las soluciones con propuestas perfectamente estructuradas, viables y asequibles.
Pero a todo esto, ¿de qué va el Parlamento y sobre todo las labores de las parlamentarias y parlamentarios en este segundo tiempo del ejercicio?
Sin lugar a dudas existe un sentir convertido en objetivo común entre cada uno de los participantes; que los mexiquenses ganen pero no nada más de dicho ni por el simple hecho de que se haga mención en las sesiones o en los medios de comunicación lo que antes se ignoraba o se mantenía omiso, más bien, que el triunfo sea avanzar en el camino al Congreso Local de las ideas ciudadanas. Ganar representará que las legisladoras y legisladores locales no puedan decir no ante las peticiones ciudadanas que en la mayoría de los casos son soluciones necesarias a las problemáticas que todos enfrentamos día tras día.
*Economista y secretario de la Fundación Plan México
